Aunque el edulcorante no alimenta directamente el cáncer, los investigadores sugieren que afecta al metabolismo de forma que favorece su crecimiento…La fructosa podría estimular el crecimiento del cáncer,
POR GEORGE CITRONER
10 de diciembre de 2024
Un edulcorante conocido como fructosa puede estimular los tumores cancerosos, y los investigadores aconsejan evitarlo para combatir la enfermedad.
Un nuevo estudio de la Universidad de Washington (WashU), en San Luis, indica que la fructosa dietética favorece el crecimiento tumoral en modelos animales de melanoma, cáncer de mama y cáncer de cuello de útero.
Los resultados, publicados el miércoles en Nature, revelan que, aunque la fructosa no alimenta directamente los tumores cancerosos, sí altera el metabolismo de forma que favorece el crecimiento del cáncer.

Los investigadores descubrieron que el hígado convierte la fructosa en nutrientes utilizables por las células cancerosas, lo que sugiere una posible nueva vía para el tratamiento del cáncer. «La idea de que se puede combatir el cáncer con la dieta es intrigante», afirmó en un comunicado de prensa Gary Patti, investigador principal y profesor de la Universidad de Washington. «Lo que se introduce en el cuerpo puede ser consumido por el tejido sano y luego convertirse en otra cosa que utilicen los tumores».
Investigaciones anteriores relacionaron el jarabe de maíz de alta fructosa con el riesgo de cáncer colorrectal
El estudio destacó que los niveles elevados de consumo de fructosa aumentaban la disponibilidad de lípidos circulantes en la sangre, componentes esenciales de las membranas de las células cancerosas.
«Nuestra expectativa inicial era que las células tumorales metabolizaran la fructosa igual que la glucosa, utilizando directamente sus átomos para construir nuevos componentes celulares como el ADN. Nos sorprendió que la fructosa apenas se metabolizara en los tipos de tumores que analizamos», explicó en el comunicado de prensa Ronald Fowle-Grider, primer autor del estudio.
Patti señaló que las células cancerosas tienen una gran afinidad por la glucosa, pero la fructosa se consume actualmente en cantidades cada vez mayores en la dieta estadounidense, en gran parte debido al aditivo alimentario jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) en los alimentos procesados. El azúcar de mesa contiene aproximadamente un 50 por ciento de fructosa y un 50 por ciento de glucosa, mientras que el JMAF contiene hasta un 55 por ciento de fructosa.
En un estudio previo realizado en animales en 2021, el JMAF se asoció con un mayor riesgo de cáncer colorrectal en ratones propensos a desarrollar tumores intestinales y podría aumentar el tamaño y la agresividad de los tumores colorrectales. Ese estudio también descubrió que bloquear la captación del edulcorante por las células del organismo podría prevenir este crecimiento.
El JMAF también se relaciona con otros riesgos para la salud, entre los que se incluyen los siguientes:
– Enfermedades hepáticas: El JMAF puede aumentar el riesgo de padecer hígado graso no alcohólico (NAFLD), una enfermedad en la que se acumula demasiada grasa en el hígado.
– Diabetes: El JMAF puede disminuir la sensibilidad a la insulina, un factor de riesgo de la diabetes de tipo 2.
– Cardiopatías: El JMAF puede aumentar los factores de riesgo de cardiopatías, y la combinación de fructosa y glucosa en el JMAF puede ser peor que la fructosa sola.

El JMAF es la fructosa más común utilizada en la elaboración de alimentos
En 2021, Estados Unidos consumió 39.5 libras de JMAF por persona, un 1.2 por ciento menos que el año anterior. Sin embargo, esto es una disminución desde el pico de 65.9 libras por persona en 1999.
«Si revisamos nuestra despensa y buscamos los productos que contienen jarabe de maíz de alta fructosa, que es la forma más común de fructosa, es bastante sorprendente», dijo Patti, haciendo hincapié en la prevalencia del JMAF en diversos alimentos más allá de los dulces.
A medida que el consumo de fructosa aumenta a lo largo de las décadas, los investigadores han observado un aumento correspondiente de las tasas de cáncer entre las personas menores de 50 años. Se está investigando la posible relación entre ambas tendencias. Aunque aún no se conoce una relación causal, Patti advirtió que las personas que ya padecen cáncer deberían evitar la fructosa por sus posibles efectos cancerígenos.
«Lamentablemente, es más fácil decirlo que hacerlo», afirma en el comunicado de prensa.
Según los investigadores de la Universidad de Washington, la investigación también podría conducir a nuevos enfoques terapéuticos dirigidos al metabolismo de las células sanas para tratar el cáncer, en lugar de centrarse únicamente en las propias células enfermas.
Los autores del estudio están colaborando con socios clínicos de WashU Medicine para explorar un ensayo clínico relacionado con la fructosa dietética en el tratamiento del cáncer.
Fuente: The Epoch Times en español
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