Los grandes medios de comunicación están entusiasmados con el “Tratado de la OMS sobre Pandemias”, que acaba de ser adoptado por los estados miembros de la Organización Mundial de la Salud. Esto era de esperarse, pero es una evidencia impactante de que la «próxima vez» será igual que después de 2020.
«¿Dictadura sanitaria? «No, democracia»: Este es el título de un «análisis» de la SRF sobre el tratado sobre la pandemia. Fue escrito por Urs Leuthard, jefe de la redacción del Palacio Federal de Televisión Suiza. Es otro caso en el que hay que preguntarse qué sería más triste: si realmente lo creyera o si lo afirmara en contra de su propio criterio.
En este caso, la SRF podría haberse ahorrado el esfuerzo y simplemente haber pedido un texto al departamento de comunicaciones de la OMS. Leuthard simplemente recita en detalle lo que también escribiría. El mensaje: Todo mejorará. Más prevención, mejor adquisición de materiales en caso de pandemia, mejor suministro de vacunas y medicamentos, una vigilancia más integral de las enfermedades, etcétera.
Por lo tanto, fue necesario redactar un nuevo tratado para lograr lo que originalmente se creó para hacer la OMS. Está vacío.
Al mismo tiempo, la SRF también está difundiendo alegremente la afirmación de que el nuevo tratado no restringe de ninguna manera la soberanía de los estados miembros de la OMS. La organización no puede imponer ninguna medida como “vacunación obligatoria, restricciones de viaje o confinamientos”. Así nos lo han asegurado “expertos de la Oficina Federal de Salud Pública”. Sí, siempre consulto con la Oficina Federal de Salud Pública si quiero saber algo con seguridad, especialmente sobre los últimos cinco años.
Lo que me lleva a la pregunta de hasta qué punto puede uno ser ingenuo para llegar a lo más alto del equipo del Palacio Federal en la televisión suiza.
En la interacción entre el nuevo Reglamento Sanitario Internacional (RSI) y el mencionado tratado sobre pandemias, el director de la OMS, un hombre al que no confiaría ni siquiera con nuestro gato durante media hora, tiene fuertes poderes de intervención. Esto comienza con su capacidad de declarar rápidamente una emergencia sanitaria y las medidas que cree que ayudarán a combatirla. Esperemos que ya nadie crea que nuestro estimado Consejo Federal o nuestro respetado Parlamento se opondrán a estas regulaciones. Ya se ha garantizado una censura aún más efectiva de las voces críticas contra esta política.
Pero volvamos a SRF y a la tesis de que no es una dictadura, sino una democracia. Esto es cierto en la medida en que sea posible celebrar un referéndum contra el tratado sobre la pandemia. Pero ya sabemos que la mayoría de los votantes suizos son susceptibles al miedo y a los ataques de pánico, y a la propaganda trivializadora. Al pueblo de nuestro país no se le dirá antes de una votación cuáles serán las consecuencias tras la firma de este tratado. No se trata de política (y, ciertamente, la mayoría de los medios de comunicación tampoco).
Y si lo firmamos, entonces vendrá lo que se entiende por “dictadura”. No es el proceso político que conduce a esa decisión, sino lo que nos espera. Una dictadura sanitaria que facilita aún más a los Estados, incluida Suiza, socavar arbitrariamente los derechos y libertades fundamentales basándose en peligros imaginarios. Basado en el “trabajo preparatorio” de una organización que no fue designada democráticamente ni era probable que tuviera autoridad alguna.
Por cierto, acabamos de tener la oportunidad de comprobar de primera mano lo “crítico” o al menos cauteloso que es nuestro gobierno con la OMS. Como la Organización Mundial de la Salud tiene un agujero en sus arcas tras la retirada estadounidense, el Consejo Federal ha ofrecido una contribución complementaria de 66 millones de francos. Sin necesidad, sin coacción. Porque la OMS ha sido tan beneficiosa durante el período del coronavirus.
Quien haya encontrado ironía debería guardarla en un lugar seguro. Los necesitaremos a menudo
Fuente : https://stefanmillius.ch/who-eine-diagnose-namens-naivitaet/
